ASO día 1
Era cuestión de tiempo, iba a necesitarlo. Mi departamento de La Plata con Néstor y Estanis no iba a alcanzar. Las paredes iban a comprimir todo, de repente, como esas trampas que dicen que había en las tumbas del antiguo Egipto, que te terminaban aplastando e incluso algunas tenían bordes filosos que te despedazaban. Debería guardarme algo de dramatismo para los días que quedan.
Acá quería agregar algo lindo sobre lo aliviada que me siento con las medidas del gobierno, y lo importante que es tener Ministerio de Salud. Quería, también, agradecerle a Cristina y de paso resaltar que Florencia logra conmoverme. Cuando escribe, la siento. Quería decir que estoy orgullosa de Alberto y que lo siento un poco padre de todxs; pero quería hacerlo de una forma más poética y pretenciosa. No me salió pero igual lo escribo, como cuando anoto cosas en mi block de notas de wpp o digo algo, porque aunque no encuentre la forma que siento adecuada, es mejor que nada.
Quería también hablar sobre las reivindicaciones; ¿qué cosas tenemos que tener en cuenta para hacerlas sin culpa? Entonces me preguntaba qué requisitos debíamos cumplir para ser merecedores de una y también pensaba que ese “merecer” tiene que ver con la cantidad de cosas que podamos poner en la mochila. ¿En la mochila de qué? De las contradicciones.
A su vez también me cuestionaba sobre los modos y la capacidad de discutir amorosamente. Me cuesta horrores no tener razón
Mi casa está limpia y ordenada, hay plantas en el balcón y olor a lavandina. Abrí la ventana y entró el sol. Es la primera vez que me doy cuenta que ilumina perfecto todo el living. Me pasé la tarde leyendo La peste a través de Skype. La poesía es un poco eso.
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Suele pasarme.
Nada que ver.
Adoré.