no sirvo y nunca serví para tristes despedidas.

Crecer. Se supone que crecer es inevitable. Madurar, dejar cosas atrás, es parte de la vida. Creo que necesito dejar de lado algunas cosas. Creo no, estoy segura. Pero, ¿qué pasa con todo lo demás?. Las despedidas son esos dolores dulces, son promesas de reencuentros y también son inevitables. Son inevitables y sorpresivas. Nunca estoy preparada para una despedida. 


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