Natural

Lo que más me cuesta siempre es arrancar. Como ahora, por ejemplo. Siempre tengo muy en claro lo que quiero decir. El problema es cómo, cuando y, fundamentalmente, me carcome pensar en sí de verdad se entiende lo que quiero transmitir. Después dejo de enrroscarme y me convenzo de que, en realidad, sinceramente me importa muy poco. Con esto no quiero decir que soy tan autentica como me gustaría. Justamente eso es en lo que estaba pensando hoy, cuando mi hermana me cebaba mil mates, en los sillones de mi infancia, en la casa de mi infancia. Hablábamos y no podía dejar de darle vueltas a eso. 
Galeano dijo que estamos hechos de historias, y yo no puedo parar de estar de acuerdo con este señor. Otra cosa que no puedo hacer es ser imparcial con él, porque ya hace varios años que me dí cuenta que me había enamorado de un viejo zurdito y (gracias por esto) sin un pelo en la lengua. 
Es justamente eso. Las historias de las que somos protagonistas a lo largo de nuestras vidas nos van cambiando, y haciendo de nosotros lo que quieran. Es así. Lo bueno de todo esto es que, muchas veces, podemos elegir de qué historia formar parte. No sé, a mí generalmente me pasa que me doy cuenta si quiero profundizar una relación ni bien cruzamos la primera palabra. Te aseguro que esa fracción de segundo definió si vamos a ser un poco más que compañerxs de cursada. Y digo cursada porque no voy a ser hipócrita; un tercio de la vida se me va en la Facultad. 
Siempre me conquista la gente auténtica, pero verdaderamente auténtica. Esa que no tiene que fingir nada, la que es natural. Naturalmente buena, naturalmente boluda, naturalmente inteligente. Natural. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ahora sé que existen otros modos de habitar la distancia

Ser o no ser >

Todos somos mortales hasta el primer beso y la segunda copa de vino.