Pérdida necesaria.

Una de las grandes verdades que descubrí en el transcurso de mi corta y joven vida es que "no hay nada peor que los vínculos forzados". Me lo repito hasta el hartazgo, siempre. Creo profundamente que es una verdad a gritos. Pero me veo obligada a forzar relaciones todo el tiempo. Y me enferma. Me desespera. Me indigna. Odio saber que no tengo otra alternativa, o sí. Pero no estoy dispuesta a pagar ese precio. No quiero que se malinterprete, no es miedo. O sí, pero en un modo diferente. Pánico a que mis decisiones desencadenen cosas más difíciles  Pérdidas. Y no, justamente, una pérdida minúscula, insignificante, necesaria, como sería si un día me levanto decidida a dejar de forzar las cosas. Me siento hipócrita. No estoy hecha para fingir nada. 

Comentarios

Entradas populares de este blog

Ahora sé que existen otros modos de habitar la distancia

Ser o no ser >

Todos somos mortales hasta el primer beso y la segunda copa de vino.